domingo, 23 de diciembre de 2018

Antígona. Sofocles.

Ahora bien, imposible conocer el alma, los sentimientos y el pensamiento de ningún hombre hasta que no se le haya visto en la aplicación de las leyes y en el ejercicio del poder. Por mi parte considero, hoy como ayer, un mal gobernante al que en el gobierno de una ciudad no sabe adoptar las decisiones más cuerdas y deja que el miedo, por los motivos que sean, le encadene la lengua; y al que estime más a un amigo que a su propia patria, a ése lo tengo como un ser despreciable. (...) Jamás pasaré en silencio el daño que amenaza a mis ciudadanos, y nunca tendré por amigo a un enemigo del país. Creo, en efecto, que la salvación de la patria es nuestra salvación y que nunca nos faltarán amigos mientras nuestra nave camine gobernada con recto timón.

«El mal se reviste con el aspecto del bien para aquel a quien un dios empuja a la perdición;

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