- No me diga que se va a ir ahora. Entre y se toma el último joven, ya que estamos hablando tan rico.
- Es que yo tenía que irme, Ricardo.
- Uno no tiene sino que morirse.
...Y hablaban de intenciones y proyectos, convencidos, como sólo pueden estarlo los amantes nuevos, de que decir lo que uno quiere es lo mismo que decir quién es.
El mundo estalló. Estalló el ruido: el de los gritos, el de los tacones sobre los suelos de madera, el ruido que hacen los cuerpos que huyen.
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