... ¿Esperas que el miedo imponga silencio al deber, cuando, seducido por vanas palabras, inmolas tu poder a la lisonja?
... Un timbre de voz tímido y modesto no es, ordinariamente, eco de un corazón vacío e insensible.
... Lear: Te lo ruego, hija mía; no hagas que me vuelva loco. No quiero causarte la menor incomodidad, hija mía. Adios, no volveremos a encontrarnos más, pero con todo eres de mi carne, de mi sangre, mi hija. O más bien eres veneno engrendrado de mi sangre corrompida. Nada quiero reprocharte; caiga sobre ti el oprobio cuando quiera; no lo llamaré. No provocaré sobre tu cabeza los dardos del dios que fulgura el rayo. Enmiéndate cuando puedas. Todo puedo sufrirlo con paciencia.
... Insensato quien fía en la mansedumbre de un lobo domesticado, en la grupa de un caballo, en la amistad de un joven y en el juramento de una cortesana.
Cuando vemos a hombre de superior jerarquía compartir nuestros males e infortunios, casi damos al olvido los propios. Quien sufre solo, sufre sobre todo en su alma, considerando a los demás exentos de penas y nadando en venturas.
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