"¿Qué tres cosas provoca especialmente la bebida?
Pues,
señor, nariz roja, sueño y orina. Señor, provoca y desprovoca la lujuria:
provoca el deseo, pero impide gozarlo. Por tanto, se puede decir que beber
demasiado le crea un equívoco a la lujuria: la hace y la deshace, la excita y
la aplaca, la anima y la abate, la pone a su altura y no la pone. Al final, el
equívoco se va al sueño y te deja tumbado."
"No
se goza, todo es pérdida si el deseo se logra, pero no contenta. Siempre es más
seguro ser lo que se mata que tras esa muerte vivir dicha falsa."
"La
despreocupación, lo sabéis ya, es la gran enemiga de un mortal.
Debería haber
muerto más tarde.
Habría habido
tiempo para semejante palabra.
Mañana y
mañana y mañana,
se desliza con
pasos apacibles un día tras otro,
hasta la
última sílaba del tiempo que podemos recordar,
y todos
nuestros ayeres han alumbrado a los necios,
el camino a la
polvorienta muerte.
¡Apágate,
apágate, vela efímera!
La vida no es
más que una sombra andante,
un pobre actor
que se pavonea y se retuerce,
sobre la
escena en su momento y después,
nadie lo
recuerda. Es un cuento contado,
por un idiota,
lleno de ruido y furia,
que no
significa nada.
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