viernes, 23 de octubre de 2020

Recuerdos de la guerra de España. George Orwell.

 "En las masas, los extraordinarios cambios de opinión que hay en la actualidad, las emociones que se pueden abrir y cerrar como un grifo, son un efecto de la hipnosis que producen la prensa y la radio. En los intelectuales, yo diría que son efecto del dinero y de la seguridad personal pura y simple."


 "Pero lo que me llamó mucho la atención por aquellas fechas, y sigue llamándomela desde entonces, es que los individuos se creen las atrocidades o no se las creen basándose única y exclusivamente en sus inclinaciones políticas. Todos se creen las atrocidades del enemigo y no dan crédito a las que se cuentan del bando propio, sin molestarse en analizar las pruebas."


"En realidad vi que la historia se estaba escribiendo no desde el punto de vista de lo que había ocurrido, sino desde el punto de vista de lo que tenía que haber ocurrido según las distintas «líneas de partido»."


"Hay que recordar esto si se quiere enfocar con objetividad la guerra civil española. Cuando se piensa en la crueldad, miseria e inutilidad de la guerra —y en este caso concreto, en las intrigas, las persecuciones, las mentiras y los malentendidos— siempre es una tentación decir: «Los dos bandos son igual de malos; me declaro neutral». En la práctica, sin embargo, no se puede ser neutral, y difícilmente se encontrará una guerra en la que carezca de importancia quién resulte vencedor, pues un bando casi siempre tiende a apostar por el progreso, mientras que el otro es más o menos reaccionario. El odio que la República española suscitó en los millonarios, los duques, los cardenales, los señoritos, los espadones y demás bastaría por sí solo para saber lo que se cocía. En esencia fue una guerra de clases. Si se hubiera ganado, se habría fortalecido la causa de la gente corriente del mundo entero; pero se perdió y los inversores de todo el mundo se frotaron las manos. Esto fue lo que sucedió en el fondo. Lo demás no fue más que espuma de superficie."


"El resultado de la guerra civil española se determinó en Londres, en París, en Roma, en Berlín, pero no en España. Después del verano de 1937, los que veían las cosas tal y como eran se dieron cuenta de que el gobierno no podría ganar la guerra si no se producía un cambio radical en el escenario internacional. Si Negrín y los demás decidieron proseguir la lucha se debió en parte a que esperaban que la guerra mundial que estalló en 1939 lo hubiera hecho en 1938".


"La desunión del bando republicano, de la que tanto se habló, no estuvo entre las causas fundamentales de la derrota. Las milicias populares se organizaron deprisa y corriendo, estaban mal armadas y hubo falta de imaginación en sus planteamientos militares, pera nada habría sido diferente si se hubiera alcanzado un acuerdo político global desde el principio."


"En cuanto a los rusos, sus motivos en relación con la guerra española son completamente inescrutables. ¿Intervinieron en ella, como creían los izquierdosos, para defender la democracia y frustrar los planes nazis? En ese caso, ¿por qué intervinieron a una escala tan ridícula y al final dejaron a España en la estacada? ¿O intervinieron, como sostenían los católicos, para promover la revolución? En ese caso, ¿por qué hicieron todo lo posible por abortar todos los movimientos revolucionarios, por defender la propiedad privada y por ceder el poder a la clase media y no a la clase trabajadora? ¿O intervinieron, como sugerían los troskistas, únicamente con intención de impedir una revolución en España? En ese caso, ¿por qué no apoyaron a Franco?"


"De todos modos, la guerra civil española puso de manifiesto que los nazis, a diferencia de sus oponentes, sabían lo que se traían entre manos. La guerra se libró a un nivel tecnológico bajo y su estrategia fundamental fue muy sencilla: el bando que tuviera armas, vencería. Los nazis y los italianos dieron armas a sus aliados españoles, mientras que las democracias occidentales y los rusos no hicieron lo propio con los que deberían haber sido sus aliados."

 

"Si fue justo o no animar a los españoles a seguir luchando cuando ya no podían vencer, como hicieron todos los izquierdistas extranjeros, es una pregunta que no tiene fácil respuesta. Incluso yo pensaba que era justo, porque creía que es mejor, incluso desde el punto de vista de la supervivencia, luchar y ser conquistado que rendirse sin luchar. No podemos juzgar todavía los resultados de la magna estrategia de la lucha contra el fascismo. Los ejércitos andrajosos y desarmados de la II República resistieron durante dos años y medio, mucho más, indudablemente, de lo que esperaban sus enemigos. Pero no sabemos aún si de ese modo alteraron los planes fascistas o si, por el contrario, se limitaron a posponer la gran guerra y a dar a los nazis más tiempo para calentar los motores de su maquinaria bélica."

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