viernes, 7 de abril de 2017

Cada siete olas. Daniel Glattauer.

Pero lamentablemente la felicidad no se compone de mensajes de correo electrónico.
 
¿De qué entonces? ¿De qué se compone la felicidad? ¡¡¡Dímelo, me gustaría muchísimo saberlo!!!
 
De seguridades, intimidades, puntos en común, atenciones, vivencias, inspiraciones, ideas, fantasías, desafíos, objetivos, Y te aseguro que la lista está incompleta.
 
Sí, pero (...). No, sin peros. ¡Sí!
 
¡Muy bien! ¿Y para esa interesante cadena causal has tardado treinta minutos, querido mío? ¿SÓLO treinta minutos? ¿Me permites analizar? Primero un "sí" de la afirmación aparentemente decidida. Luego una coma del esperable añadido. Luego un "pero" de la anunciada restricción. Luego un paréntesis redondo del arte formal escrito. Luego tres puntos de la misteriosa diversidad de ideas. A continuación, suficiente disciplina para cerrar el paréntesis y envolver la confusión anónima. A continuación, un punto conservador, para mantener el orden exterior en el caos interno. Luego, de repente, un obstinado "no" de la negativa aparentemente decidida. De nuevo, una coma del inminente complemento. A continuación, un "sin" del rechazo intransigente. Luego más "peros", peros que se disipan, peros que sólo están ahí para demostrar que no hay más peros. Todas las dudas insinuadas. Ninguna duda expresada. Todas las dudas expulsadas. Al final hay un valiente "sí" con obstinados signos de admiración. Resumiendo: "Sí, pero (...). No, sin peros. ¡Sí!. Qué magnífico rondó de tu veleidad. Qué fascinante ronda de tu proceso de decisión desarrollador en público. Este hombre sabe exactamente que no sabe lo que quiere. Y sabe transmitir mejor que nadie ese saber a la persona afectada.
 
Desde luego puedes orientar tu vida en ese sentido, puedes esperar que llegue una persona que te lo dé todo. Entonces tendrás esa maravillosa, seductora y emocionante ilusión de todo, que te hace palpitar el corazón, que te hace soportable una vida con síntomas carenciales crónicos hasta que agotas la ilusión. Entonces sólo se siente la falta. Conozco bastante bien esa sensación. Ya no significa nada para mí. Ya no aspiro al ideal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario