No sabía a qué se dedicaba ni qué estudios tenía, tampoco mostraba en ningún momento erudición de ninguna especie, más bien al contrario; pero aquel hombre reunía sensibilidad y perspicacia. Dos bazas para seducirme, en un mundo donde esos atributos escasean cada vez más.
Pensé, también, que todas las canciones que él me mandaba eran, año arriba o abajo, de esos 80 que a mí me vieron nacer y en los que él había vivido su adolescencia y juventud. en cierto modo pertenecíamos a mundos diferentes, y la música que escuchábamos y nos enviábamos lo delataba. Su sensibilidad se había educado en tiempos más ingenuos que los míos.
...Sin olvidar ese discurso que reduce el mundo a una partida entre buenos y malos donde o estás con el que trata de venderte la moto o ya no eres trigo limpio.
No se había dejado corromper y prostituir con los años, como tantos otros...
No sé cómo puedo transmitir, a quien dé en leer esto y no sea yo, la placidez que se adueñó de mí una vez que acepté mi destino...
A veces no quieres ni necesitas saberlo todo, sino solamente aquello que te sirve para apuntalar la fe y la ilusión de vivir.
...Hay asuntos en la vida en los que importa demasiado lo que sientes que debes hacer, y demasiado poco lo que otro, sea quien sea, crea que deberías haber hecho.
En este mundo hay muchos que no llega a saber quiénes son, los hay que mienten y quienes se esconden y por esquivar la verdad, esa verdad del dolor que a todos nos llama, despachan a otros para que se enfrenten a ella.
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