jueves, 29 de enero de 2009

Miguel Hernández. Vientos del Pueblo me llevan.

Ante todo decir que se quedó hasta el final, no como otros a los que se les llenaba la boca de ¡república, república! Aguantó y se quedó aún sabiendo que no le convenía. Firmeza en los tiempos duros, que en los blandos cualquiera. Con los cojones en su sitio.

Vientos del pueblo me llevan,
vientos del pueblo me arrastran,
me esparcen el corazón
y me aventan la garganta.

Los bueyes doblan la frente,
impotentemente mansa,
delante de los castigos:
los leones la levantan
y al mismo tiempo castigan
con su clamorosa zarpa.

No soy un de pueblo de bueyes,
que soy de un pueblo que embargan
yacimientos de leones,
desfiladeros de águilas
y cordilleras de toros
con el orgullo en el asta.
Nunca medraron los bueyes
en los páramos de España.

¿Quién habló de echar un yugo
sobre el cuello de esta raza?
¿Quién ha puesto al huracán
jamás ni yugos ni trabas,
ni quién al rayo detuvo
prisionero en una jaula?

Asturianos de braveza,
vascos de piedra blindada,
valencianos de alegría
y castellanos de alma,
labrados como la tierra
y airosos como las alas;
andaluces de relámpagos,
nacidos entre guitarras
y forjados en los yunques
torrenciales de las lágrimas;
extremeños de centeno,
gallegos de lluvia y calma,
catalanes de firmeza,
aragoneses de casta,
murcianos de dinamita
frutalmente propagada,
leoneses, navarros, dueños
del hambre, el sudor y el hacha,
reyes de la minería,
señores de la labranza,
hombres que entre las raíces,
como raíces gallardas,
vais de la vida a la muerte,
vais de la nada a la nada:
yugos os quieren ponergentes de la hierba mala,
yugos que habéis de dejarrotos sobre sus espaldas.

Crepúsculo de los bueyesestá despuntando el alba.
Los bueyes mueren vestidosde humildad y olor de cuadra;
las águilas, los leonesy los toros de arrogancia,
y detrás de ellos, el cieloni se enturbia ni se acaba.
La agonía de los bueyestiene pequeña la cara,
la del animal varóntoda la creación agranda.

Si me muero, que me mueracon la cabeza muy alta.
Muerto y veinte veces muerto,
la boca contra la grama,
tendré apretados los dientes
y decidida la barba.

Cantando espero a la muerte,
que hay ruiseñores que cantan
encima de los fusiles
y en medio de las batallas.

3 comentarios:

  1. Curioso este poema, sobretodo...murcianos de dinamite?!
    ajajjaja

    Non lo conoszia. Muy curioso.
    Vale

    ResponderEliminar
  2. Asturianos de braveza...y castellanos de alma...Quando escribiran esto, hein?!

    ResponderEliminar
  3. oie,esso me acuerda esto:

    http://www.youtube.com/watch?v=on_0rt6unrg&NR=1

    ResponderEliminar