lunes, 27 de enero de 2025

Invictus. William Ernest Henley.

Más allá de la noche que me cubre

negra como el abismo insondable,

doy gracias a los dioses que pudieran existir

por mi alma invicta.

 

En las azarosas garras de las circunstancias

nunca me he lamentado ni he pestañeado.

Sometido a los golpes del destino

mi cabeza está ensangrentada, pero erguida.

 

Más allá de este lugar de cólera y lágrimas

donde yace el horror de la sombra,

la amenaza de los años

me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

 

No importa cuán estrecho sea el portal,

cuán cargada de castigos la sentencia,

soy el amo de mi destino;

soy el capitán de mi alma. 

El amor después del amor. Dereck Walcott.

Un tiempo vendrá

en el que, con gran alegría,

te saludarás a ti mismo,

al tú que llega a tu puerta,

al que ves en tu espejo

y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,

y dirá, siéntate aquí. Come.

Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.

Ofrece vino, Ofrece pan. Devuelve tu amor

a ti mismo, al extraño que te amó

toda tu vida, a quien no has conocido

para conocer a otro corazón

que te conoce de memoria.

Recoge las cartas del escritorio,

las fotografías, las desesperadas líneas,

despega tu imagen del espejo.

Siéntate. Celebra tu vida”.

Hojas de hierba. Lleno de vida ahora. Walt Whitman

Lleno de vida, ahora concreto, visible,

yo, de cuarenta años, en el octogésimo tercero de los Estados,

a alguien que vivirá dentro de un siglo, o después de cierto número de siglos,

A ti que todavía no has nacido, te buscan estos versos.

Cuando los leas, yo, que era visible, seré invisible.

Ahora eres tú, concreto, visible, quien los lee, quien los busca,

imaginando qué feliz serías si yo estuviera contigo y fuera tu camarada;

haz como si yo estuviese contigo. (No creas demasiado que no estoy ahora junto a ti).

viernes, 10 de enero de 2025

La canción de Aquiles. Madeline Miller.

 Ninguna ley dice que los dioses deban ser justos.

¿Hay algo más heroico que luchar por el honor de la mujer más hermosa del mundo contra la ciudad más poderosa de oriente? Perseo no puede presumir de tanto, ni Jasón. Heracles mataría a su mujer de nuevo a cambio de tener la ocasión de acompañarnos. Dominaremos Anatolia y todo el camino hacia Arabia. Grabaremos nuestros nombres en las historias de todas las edades venideras.

Verdad es lo que los hombres creen.

La fama sigue cursos extraños: la de unos aumenta al morir y la de otros se desvanece. Lo que admira una generación, la siguiente lo aborrece… Es imposible decir quién va a sobrevivir al holocausto de la memoria. ¿Quién sabe?