lunes, 25 de noviembre de 2024

La isla de la mujer dormida. Arturo Pérez-Reverte.

Inoportunos tiempos de antaño que obligaban más que los nuevos… Lealtad, compromiso, obligación, honor eran ya términos difusos, de límites imprecisos: una trampa peligrosa para quienes, como él, se veían obligados por antiguas e ineludibles maneras.

 

La imaginó con otro hombre y sintió crecer el deseo. Tal vez aquel marino grande y rubio que acababa de irse. Al fin y al cabo no habría sido la primera vez. Algunos, pensó con sangre fría, tenemos la facultad de adivinar futuros recuerdos.

 

- En realidad, un buen secreto no es algo que nadie sabe, sino de lo que nadie habla.

- Se basa en que casi siempre sólo vemos lo que estamos preparados para ver.

 

Soy más bien misántropo, como resulta obvio -dijo-. Poco partidario del género humano, fundamento esta misantropía en el método aristotélico: obtengo universales a partir del análisis de numerosos particulares hijos de puta.

 

…el verdadero seductor es el que hace aparecer a la mujer que hay tras las que parece haber.

 

Tarde o temprano, llega un momento en que miras tu futuro y sólo ves el pasado.

 

Mi lámpara vacía, mi luz que mengua, la edad sin retorno… Reposemos nuestros miembros, pues pagamos al tiempo con dolor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario