sábado, 28 de enero de 2023

Revolución. Arturo Pérez-Reverte.

Habría sido difícil discutírselo, porque estaba en una edad en la que aún era posible experimentar seducciones inmediatas, fascinaciones y flechazos que, de improviso, parecían arrebatar el corazón para toda la vida. Que cambiaban de manera inesperada la percepción del pasado, el presente y el futuro.

Desde el lugar en que se hallaba adormecido, entre las sábanas, Martín la había contemplado de espaldas y reflejada de frente, delicada y sensual en su desnudez bajo el cabello recogido en la nuca y las medias negras que alcanzaban el arranque de los muslos, mientras alzaba los brazos para tocarse con la punta de los dedos el cuello largo, elegante y pálido, y los extendía después como desperezándose del sexo rutinario y la sordidez de la vida. En ese momento, con intuitiva certeza, Martín pensó fugazmente que era posible enamorarse de alguien así, y que las fronteras entre lo ideal y lo físico podían desvanecerse de modo asombroso. Si era posible -mas que posible, habitual- desear sin amar, también era posible amar asomado al lado oscuro de ciertos hombres y ciertas mujeres: carne y sentimientos convertidos en lugares complejos. En territorios inexplorados, tan mestizos como el propio México.

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