La templa el discurrir apacible de los días, el trabajo, los libros, el mar cercano, la compañía del perro, los largos paseos, los amigos situados a una distancia adecuada, la libertad de espíritu sin grandes afectos... Hay incluso, alivio en la ausencia de lazos próximos, de vínculos íntimos con sus perplejidades y miedos. Alivio y también fortaleza. Es poco lo que se teme cuando es poco lo que se espera, más allá de una misma. Cuando, en caso necesario, la vida cabe en una maleta con la que poder alejarse de cualquier paisaje sin necesidad de mirar atrás.
- En el siglo de la tecnología, el maquinismo surrealista y las grandes carnicerías colectivas, es imposible enamorarse de verdad.
(...)
- ¿Tú crees?
- Estoy seguro. La humanidad ha pedido la inocencia necesaria.
- ¿Es necesario ser inocente para amar?
(...)
- Para creer que se ama, sin duda...
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