jueves, 30 de septiembre de 2021

El italiano. Arturo Pérez-Reverte.

La templa el discurrir apacible de los días, el trabajo, los libros, el mar cercano, la compañía del perro, los largos paseos, los amigos situados a una distancia adecuada, la libertad de espíritu sin grandes afectos... Hay incluso, alivio en la ausencia de lazos próximos, de vínculos íntimos con sus perplejidades y miedos. Alivio y también fortaleza. Es poco lo que se teme cuando es poco lo que se espera, más allá de una misma. Cuando, en caso necesario, la vida cabe en una maleta con la que poder alejarse de cualquier paisaje sin necesidad de mirar atrás.

- En el siglo de la tecnología, el maquinismo surrealista y las grandes carnicerías colectivas, es imposible enamorarse de verdad.

(...)

- ¿Tú crees?

- Estoy seguro. La humanidad ha pedido la inocencia necesaria.

- ¿Es necesario ser inocente para amar?

(...)

- Para creer que se ama, sin duda...

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Los vencejos. Fernando Aramburu.

Insisto en que quisiera tener la valentía de no resignarme a la humillación de envejecer y, lleno de entereza y de frío coraje, plantarme y decir: "Hasta aquí y no más". Qué triste es la vejez. Y qué horrible darse cuenta de que uno arrastra por la última vuelta del camino la fragilidad, los achaques y los olores de los ancianos.

Qué hermosa filosofía existencial: salir de un huevo, surcar el aire en busca de alimento, ver el mundo desde arriba sin atormentarse con preguntas existenciales, no tener que hablar con nadie, no pagar impuestos ni el recibo de la luz, no creerse el rey de la creación, no inventarse concepto0s pretenciosos como la eternidad, la justicia, el honor, y morir cuando a uno le toque, sin asistencia médica ni honras fúnebres.

El problema no sólo afecta a España. ¿Para qué memorizar si todo está en Google? ¿Para qué entender los fundamentos de aquello que se obtiene o se lleva a cabo con sólo apretar las teclas correspondientes? ¿Para qué estrujarnos el cerebro si disponemos de máquinas provistas de inteligencia artificial? Mi pronóstico es negro, muy negro. Estos chavales terminará vitoreando algún tipo de tiranía. Es lo habitual cuando las multitudes renuncian al cultivo de lamente crítica y delegan en una instancia superior la toma de decisiones. Menos mal que yo no estaré para verlo. 

Tratas transmitirle a tu hijo unos valores, unas convicciones, y luego compruebas que cuanto le dices no le interesa nada, que está a otra cosa y que, en consecuencia, todo aquello en lo que creías morirá contigo o incluso antes que tú. En el fondo nos impulsa el egoísmo de prolongarnos en nuestra descendencia. 

Tengo asumido que es un empeño vano tratar de vivir en el pensamiento y los recuerdo0s ajenos. Los que no hemos hecho cosa de mérito en la vida, nos disiparemos conforme se vayan apagando las pocas mentes capaces de evocarnos. Después de muertos seremos un nombre en una lápida que un día tal vez no lejano no significará nada para nadie, que también desaparecerá para dejar sitio en el cementerio a otros difuntos. 

No hay mayor fraude ético que la negación de la muerte. Me reafirmo en el convencimiento de que la ilusión de inmortalidad está en la base de las peores tragedias colectivas. 

No hay alma inmortal. No hay cielo ni infierno. No hay Dios ni palabra de Dios. No hay cosa experimentada ni nombrada por los hombres que no haya sido concebida por los hombres. Todo es cultura, las doctrinas, los propios hombre y las obras de los hombres. Aquí donde me veis, soy lo que Máximo Manso, el personaje de Galdós, afirma de sí mismo cuando se califica de "triste pensador de cosas pensadas antes por otros". 

Vine al mundo sin preguntas, me iré del mundo sin respuestas. 

El capitalismo es detestable. El comunismo es peor. El capitalismo te permite a un tiempo llevar vida de capitalista y renegar del capitalismo, mientras que el comunismo es por principio incompatible con cualquier forma de disidencia. A principios del siglo XXII, España no existirá con sus fronteras actuales (...) Una causa, por muy justa que sea, se vuelve dañina tan pronto como la defiende un fanático (...) La humanidad constituye hoy día una plaga. Razonablemente la Naturaleza, en busca de equilibrio biológico, tomará tarde o temprano cartas en el asunto, diezmando dicha especie con ayuda de algún virus o bacteria letal (...) China gobernará el planeta y hará olvidar por largo tiempo el significado de la libertad individual. 

Vuelve a imponerse, en su opinión, la vigilancia de las costumbres. El péndulo de la historia hace lo único que sabe: ir de un extremo al otro, y en ese caso le toca volver hacia el lado de los códigos restrictivos, la censura y las represalias (...) época de repliegue, auge del puritanismo, malos tiempos para la incorrección política y para la creatividad. 

No sé por qué nunca te dije que te quería. Quizá por timidez. A lo mejor, después de todo y de tantos libros leídos, es que soy tonto. En fin, perdona. 

Hoy, para llegar a alcalde o presidente o, en fin, a líder, necesitas el beneplácito de aquellos a los que se supone que impondrás tu ley. Tienes que hacerte el simpático, darles coba, lamer sus culos, aventar mentiras y promesas a todas horas. Hoy mandan los débiles. No llegarás lejos si exhibes excelencia, carácter, voluntad, lenguaje culto, conocimientos profundos, todo aquello que tanto te gustaba; o si tratas de ser consecuente con tus ideas, o si te empeñas en la rectitud moral y en la coherencia ideológica. Desconfiará de ti, les resultarás sospechoso, pensarán que quieres distinguirte, te tomarán por arrogante y elitista (...) ahora todos se rozan con todos y todos chapotean en un lodazal inmundo de intereses personales, moral laxa, negocios turbios, narcisismo y mediocridad. Hoy todos quieren ser pequeños y populares. En nuestros días lo que prevalece es la condición rastrera y la fría viscosidad de las babosas. 

Esta actitud reposa en la pretensión (¿la esperanza?) de que la existencia consista en el resultado directo de la voluntad. Yo soy lo que a cada instante decido ser y no el peón de un proyecto o de una ideología. Se me hace a mí que el ejercicio incesante de la libertad ha de obrar en el individuo efectos devastadores. La libertad, así entendida, es trabajosa, es agotadora, es un tumor; obliga a estar en guardia las veinticuatro horas del día y a soportar cantidades ingentes de soledad en medio de los otros. Sea como fuere, hay que estudiar mucho para ser libre y yo intuyo que ese filtro lo pasan pocos, porque no pueden, porque no saben, porque no quieren.