"El hombre
honrado y sensible se entrega fácilmente a las confidencias, y el hombre de
negocios las recoge para aprovecharse."
"¿Cómo puedes
exigir de mí un heroísmo del que tú seguramente no eres capaz?"
"Los primeros en intervenir fueron los
socialistas, que expusieron su teoría. Todos la conocemos: el crimen es una
protesta contra una organización social defectuosa. Esto es todo, y no admiten
ninguna otra razón, absolutamente ninguna (...) —No, no admiten otra causa
(...) O sea que si la sociedad estuviera bien organizada, no se cometerían
crímenes, pues nadie sentiría el deseo de protestar y todos los hombres
llegarían a ser justos. No tienen en cuenta la naturaleza: la eliminan, no
existe para ellos. No ven una humanidad que se desarrolla mediante una
progresión histórica y viva, para producir al fin una sociedad normal, sino que
suponen un sistema social que surge de la cabeza de un matemático y que, en un
abrir y cerrar de ojos, organiza la sociedad y la hace justa y perfecta antes
de que se inicie ningún proceso histórico. De aquí su odio instintivo a la
historia. Dicen de ella que es un amasijo de horrores y absurdos, que todo lo
explica de una manera absurda."
"La primera categoría se compone de
hombres conservadores, prudentes, que viven en la obediencia, porque esta
obediencia los encanta. Y a mí me parece que están obligados a obedecer, pues
éste es su papel en la vida y ellos no ven nada humillante en desempeñarlo. En
la segunda categoría, todos faltan a las leyes, o, por lo menos, todos tienden
a violarlas por todos sus medios. Naturalmente, los crímenes cometidos por
estos últimos son relativos y diversos. En la mayoría de los casos, estos
hombres reclaman, con distintas fórmulas, la destrucción del orden establecido,
en provecho de un mundo mejor. Y, para conseguir el triunfo de sus ideas, pasan
si es preciso sobre montones de cadáveres y ríos de sangre. Mi opinión es que
pueden permitirse obrar así; pero…, que quede esto bien claro…, teniendo en
cuenta la clase e importancia de sus ideas. Sólo en este sentido hablo en mi
artículo del derecho de esos hombres a cometer crímenes. (...) La masa no les
reconoce nunca ese derecho y los decapita o los ahorca, dicho en términos
generales, con lo que cumple del modo más radical su papel conservador, en el
que se mantiene hasta el día en que generaciones futuras de esta misma masa
erigen estatuas a los ajusticiados y crean un culto en torno de ellos…, dicho
en términos generales. Los hombres de la primera categoría son dueños del
presente; los de la segunda del porvenir. La primera conserva el mundo,
multiplicando a la humanidad; la segunda empuja al universo para conducirlo
hacia sus fines. Las dos tienen su razón de existir (...) A pesar de su
tendencia innata a la obediencia, muchos de ellos, llevados de un natural
alocado que se encuentra incluso entre las vacas, se consideran hombres de
vanguardia, destructores llamados a exponer ideas nuevas, y lo creen con toda
sinceridad. Estos hombres no distinguen a los verdaderos innovadores y suelen
despreciarlos, considerándolos espíritus mezquinos y atrasados (...) Sólo surge
un hombre de genio entre millones de individuos, y millares de millones de
hombres pasan sobre la corteza terrestre antes de que aparezca una de esas
inteligencias capaces de cambiar la faz del mundo."
"Acaso aquel proceder obedecía a ese
orgullo que en determinadas circunstancias, y especialmente en las ceremonias
públicas ineludibles para todas las clases sociales, impulsa a los pobres a
realizar un supremo esfuerzo y sacrificar sus últimos recursos solamente para
hacer las cosas tan bien como los demás y no dar pábulo a comadreos."
"Es la ley humana. La ley, Sonia, y nada
más. Y ahora sé que quien es dueño de su voluntad y posee una inteligencia
poderosa consigue fácilmente imponerse a los demás hombres; que el más osado es
el que más razón tiene a los ojos ajenos; que quien desafía a los hombres y los
desprecia conquista su respeto y llega a ser su legislador."
"si uno quiere juzgar a los hombres con
imparcialidad, debe desechar ciertas ideas preconcebidas y de tipo único y
olvidar los hábitos que adquirimos de las personas que nos rodean."
"Nada hay en el mundo más difícil de
mantener que la franqueza ni nada más cómodo que la adulación."
"la lisonja, por burda que sea nos hace
creer siempre que encierra una parte de verdad. Esto es así para todas las
esferas sociales y todos los grados de la cultura. Incluso la más pura vestal
es sensible a la adulación. De la gente vulgar no hablemos."
"Sin duda, he cometido un acto ilícito;
he violado las leyes y he derramado sangre. ¡Pues cortadme la cabeza, y asunto
concluido! Pero en este caso, no pocos bienhechores de la humanidad que se
adueñaron del poder en vez de heredarlo desde el principio de su carrera
debieron ser entregados al suplicio. Lo que ocurre es que estos hombres
consiguieron llevar a cabo sus proyectos; llegaron hasta el fin de su camino y
su éxito justificó sus actos."