"... mientras él en medio de aquel torbellino de gente que pasaba a su lado en aluvión, no la veía más que a ella, como si fuese lo único que existiera, sustraído al tiempo, sustraído al espacio, en un curioso trance en el que la pasión embotaba sus sentidos."
"Sólo cuando uno levantaba la vista, veía, velada por la oscura nebulosa de la incierta sombra de las lámparas, la tierna mirada del otro que se dirigía hacia él con amor."
"Pero el amor sólo se confirma de verdad como tal cuando deja de revolverse dolorosamente en el interior de uno, oscuro como un embrión, y es nombrado con los labios y el aliento, cuando se atreve a confesar su existencia."
"Cuando uno se hace mayor, busca su propia juventud y se alegra tontamente al revivir pequeños recuerdos.
"No se cruzaron con nadie, sólo sus calladas sombras se arrastraban por delante de ellos y siempre que una farola iluminaba sus figuras perpendicularmente, las sombras se fundían una con otra, como si se abrazasen, se ensanchaban ansiando unirse cuerpo con cuerpo en una sola figura, luego se apartaban una vez más, para volver a abrazarse, mientras ellos caminaban cansados, respirando profundamente. Él observaba hechizado ese curioso juego, el cogerse y alejarse y volverse a coger de aquellas figuras sin alma, cuerpos de sombra, que, sin embargo, no eran sino reflejo de los suyos propios;"
"Sólo cuando uno levantaba la vista, veía, velada por la oscura nebulosa de la incierta sombra de las lámparas, la tierna mirada del otro que se dirigía hacia él con amor."
"Pero el amor sólo se confirma de verdad como tal cuando deja de revolverse dolorosamente en el interior de uno, oscuro como un embrión, y es nombrado con los labios y el aliento, cuando se atreve a confesar su existencia."
"Cuando uno se hace mayor, busca su propia juventud y se alegra tontamente al revivir pequeños recuerdos.
"No se cruzaron con nadie, sólo sus calladas sombras se arrastraban por delante de ellos y siempre que una farola iluminaba sus figuras perpendicularmente, las sombras se fundían una con otra, como si se abrazasen, se ensanchaban ansiando unirse cuerpo con cuerpo en una sola figura, luego se apartaban una vez más, para volver a abrazarse, mientras ellos caminaban cansados, respirando profundamente. Él observaba hechizado ese curioso juego, el cogerse y alejarse y volverse a coger de aquellas figuras sin alma, cuerpos de sombra, que, sin embargo, no eran sino reflejo de los suyos propios;"
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