...pero había optado tiempo atrás por cegar ese pasadizo, en la convicción de que hay cosas que dejan de ser porque simplemente no debían seguir siendo y de que respecto de ellas tan inoportuno es el rencor como cualquier forma de añoranza. el transcurso de los años me había persuadido de cargar con una mochila ligera y de llevar en ella sólo lo que me gratificaba, sin guardar de los descalabros más que las lecciones provechosas que me habían deparado.
Se acercó entonces a mí y con el brazo libre me aferró con la fuerza de sus veinticinco años; un abrazo de hierro en el que encontré eso que tan pocas veces se encuentra y que es lo único que deberíamos buscar: la verdad de la vida que nos interpela, nos gobierna y al final avala, o no, nuestro paso por el mundo.
De entrada conste que yo no me atrevo a asegurar que vayan a condenarlo: si ir a los jueces con delitos tradicionales es siempre jugar en mayor o menor medida a la ruleta rusa, ni te cuento con estos, que a veces ni llegan a entenderlos.
-Son casi todos de letras- apostilló Meroño.
El teniente asintió, con aire resignado.
-Una de las muchas razones para poder poner de una vez en marcha una jurisdicción especializada en cibercrimen, pero ya lo sabéis: tratándose de la justicia ni lo importante ni lo urgente se atienden. Porque para mí esto es las dos cosas: urgente y cada día más importe.
-Se lo ponemos fácil -observé-. Nos condenan a trabajar con un proceso penal decimonónico y aún así se lo hacemos funcionar ... Esto irá mejor el día que haya ciberjuzgados.
-Hay algo siniestro en la despersonalización del daño -dije-. El buen Dios no debería dejar que se pueda joder a otro sin verle llorar, sin oír sus gritos, sin sentir su dolor y cargarlo en la memoria.
Volví a dejar el teléfono sobre la mesilla con esa vieja sensación de deber cumplido sólo a medias. Agradecí ser capaz de convivir con ella como no lo había sido en mi juventud. Es lo que tiene la suma de los ideales y la inexperiencia: sólo ella permite esperar de uno mismo un desempeño que no decepcione, más o menos, a quienes nos rodean.
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