domingo, 24 de junio de 2018

Lejos del corazón. Lorenzo Silva.

...pero había optado tiempo atrás por cegar ese pasadizo, en la convicción de que hay cosas que dejan de ser porque simplemente no debían seguir siendo y de que respecto de ellas tan inoportuno es el rencor como cualquier forma de añoranza. el transcurso de los años me había persuadido de cargar con una mochila ligera y de llevar en ella sólo lo que me gratificaba, sin guardar de los descalabros más que las lecciones provechosas que me habían deparado.

Se acercó entonces a mí y con el brazo libre me aferró con la fuerza de sus veinticinco años; un abrazo de hierro en el que encontré eso que tan pocas veces se encuentra y que es lo único que deberíamos buscar: la verdad de la vida que nos interpela, nos gobierna y al final avala, o no, nuestro paso por el mundo.

De entrada conste que yo no me atrevo a asegurar que vayan a condenarlo: si ir a los jueces con delitos tradicionales es siempre jugar en mayor o menor medida a la ruleta rusa, ni te cuento con estos, que a veces ni llegan a entenderlos.
-Son casi todos de letras- apostilló Meroño.
El teniente asintió, con aire resignado.
-Una de las muchas razones para poder poner de una vez en marcha una jurisdicción especializada en cibercrimen, pero ya lo sabéis: tratándose de la justicia ni lo importante ni lo urgente se atienden. Porque para mí esto es las dos cosas: urgente y cada día más importe.
-Se lo ponemos fácil -observé-. Nos condenan a trabajar con un proceso penal decimonónico y aún así se lo hacemos funcionar ... Esto irá mejor el día que haya ciberjuzgados.

-Hay algo siniestro en la despersonalización del daño -dije-. El buen Dios no debería dejar que se pueda joder a otro sin verle llorar, sin oír sus gritos, sin sentir su dolor y cargarlo en la memoria.

Volví a dejar el teléfono sobre la mesilla con esa vieja sensación de deber cumplido sólo a medias. Agradecí ser capaz de convivir con ella como no lo había sido en mi juventud. Es lo que tiene la suma de los ideales y la inexperiencia: sólo ella permite esperar de uno mismo un desempeño que no decepcione, más o menos, a quienes nos rodean.

lunes, 4 de junio de 2018

Doña Perfecta. Benito Pérez Galdós.

Cierto es todo lo que el señor Penitenciario ha dicho en tono de broma. Pero no es culpa nuestra que la ciencia esté derribando a martillazos un día y otro tanto ídolo vano, la superstición, el sofisma, las mil mentiras de lo pasado, bellas las unas, ridículas las otras, pues de todo hay en la viña del Señor. El mundo de las ilusiones, que es como si dijéramos un segundo mundo, se viene abajo con estrépito. El misticismo en religión, la rutina en la ciencia, el amaneramiento en las artes, caen como cayeron los dioses paganos, entre burlas. Adiós sueños torpes: el género humano despierta y sus ojos ven la realidad.

Lo que principalmente distinguía a los orbajonenses del Casino era un sentimiento de viva hostilidad hacia todo lo que de fuera viniese. Y siempre que algún forastero de viso se presentaba en las augustas salas, creíanle venido a poner en duda la superioridad de la patria del ajo, o a disputarle por envidia las preeminencias incontrovertibles que Natura le concediera.

Amor, amistad, aire sano para la respiración moral, luz para el alma simpatía, fácil comercio de ideas y de sensaciones era lo que Pepe Rey necesitaba de una manera imperiosa. No teniéndolo, aumentaban las sombras que envolvían su espíritu, y la lobreguez interior daba a su trato displicencia y amargura.

Aquí nos miramos mucho -prosiguió D. Inocencio-. Reparamos todo lo que hacen los vecinos, y con tal sistema de vigilancia la moral pública se sostiene a conveniente altura...

...Circunstancia funesta que procedía de la guerra de la Independencia , una de esas cosas buenas que han sido origen de infinitas cosas detestables. Corruptio optimi pessima.

Algunos se ríen y aseguran que no puede haber otra guerra civil como la pasada. No conocen el país, no conocen a Orbajosa y sus habitantes. Yo sostengo que esto que ahora empieza lleva larga cola, y que tendremos una nueva lucha cruel y sangrienta que durará lo que Dios quiera.

Pero no puede ser de otra manera. Aquí tienen las ideas más anticuadas acerca de la sociedad, de la religión, del Estado, de la propiedad. La exaltación religiosa que les impulsa a emplear la fuerza contra el Gobierno, por defender una fe que nadie ha atacado y que ellos no tienen tampoco, despierta en su ánimo resabios feudales, y como resolverían todas sus cuestiones por la fuerza bruta y a sangre y fuego, degollando a todo el que no piense como ellos, creen que no hay en el mundo quien emplee otros medios.