miércoles, 13 de enero de 2016

Cicatriz. Sara Mesa.

Siempre me río de los que afirman defender a las minorías, puesto que la primera minoría es el individuo. El grupo apareja inevitablemente un precio moral e intelectual que, una vez que se paga, jamás puede recuperarse. El mal es el grupo en sí. El sentido de pertenencia a un grupo siempre genera violencia. Hay algunos que piensan que, para evitarlo, la solución es que el grupo se amplíe lo más posible. Pero otros creemos que para ir por la vida no hace falta ningún paraguas. Vamos mucho mejor solos.

Detesto ese tono triturador con el que algunos hombres hablan de las mujeres, como si estuvieran en la guerra y, en nombre de la patria, presumiesen de haber matado a alguien, pero también odio esa visión del sexo como algo falsamente lúdico, un juego propio de la modernidad, como el rafting o el puenting.

Cuando se te ofende un poco despliegas una gran dignidad. Cuando se te ofende medianamente, tratas tú de ofender. Cuando se te ofende mucho, sueles callar. Así es como funcionas.

Echar de menos un instante es echar de menos a aquél que éramos entonces.

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