Detesto ese tono triturador con el que algunos hombres hablan de las mujeres, como si estuvieran en la guerra y, en nombre de la patria, presumiesen de haber matado a alguien, pero también odio esa visión del sexo como algo falsamente lúdico, un juego propio de la modernidad, como el rafting o el puenting.
Cuando se te ofende un poco despliegas una gran dignidad. Cuando se te ofende medianamente, tratas tú de ofender. Cuando se te ofende mucho, sueles callar. Así es como funcionas.
Echar de menos un instante es echar de menos a aquél que éramos entonces.
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