jueves, 3 de noviembre de 2011

Javier Marías. El País Semanal. 30 de octubre de 2011.

"...En más de una ocasión (y tengo de testigos a mis agentes literarias y editores), he rebajado el anticipo que se me proponía por considerarlo excesivo y no ver lo bastante claro a qué respondía. Muchos me juzgarán TONTO O INGENUO -no eran cantidades que yo hubiera pedido, sino que se me ofrecían-, pero así he sido educado, y no fui el único entre los de mi generación, sin duda. ¿Qué ha sucedido para que incontables miembros de esa generación -no digamos de las siguientes, educadas por la nuestra en buena medida- desconozcan ese desasosiego ante lo inexplicable, aunque nos beneficie?"

¿Y cuánta gente alaba esa actitud pero si lo hace su pareja, su hijo o quien sea, lo llama, eso, tonto cuando menos? Consecuente, tanto ante lo que beneficia como ante lo que perjudica.

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