lunes, 2 de febrero de 2009

Una noche cualquiera.

Paseaba. Llovía intensamente. Bajo los salientes de las plantas superiores caía una cortina de agua semejante a una catarata. La lluvia caía cada vez con más fuerza. Vestía con traje gris claro, camisa gris oscuro y corbata lisa de color rojo. Sombrero calado de color negro con cinta también negra. Al pasar por delante de un bar sonaba Moonlight Serenade de Glenn Miller. Soñaba. Se paró frente al escaparate del bar. Le recordaba a un bar de las películas de los años 30 norteamericanos. Gran cristalera. Bajo de madera. Puertas de madera. Letrero pintado sobre los propios cristales. Mesas de madera con mármol blanco. Sillas de madera con respaldo curvado. Al entrar a la derecha gramola con discos de vinilo. Tras el cristal se veía a una mujer con traje gris y bufanda blanca sobre los hombros con una taza de café y la mirada al infinito. Qué pensaría. Siguió su camino. Al volver la esquina tres jóvenes fumaban tabaco negro mientras gritaban guapa a un grupo de muchachas. La Avenida estaba casi desierta. Sólo algunos coches circulaban. Qué agradable sensación caminar bajo una ciudad llena de luces, con apenas personas por la calle. De vez en cuando alzaba la mirada a las ventanas de los edificios. Qué estaría ocurriendo en ellos. Unos verían el televisor. Otros cenarían. Algunos quizás estuvieran haciendo el amor. Al fondo, un coche de policía hacía sonar su sirena y perseguía a un vehículo rojo que intentaba darle esquinazo. La acercanza de la situación hizo que dejara por un momento de mirar la luz de las ventanas y atendiera la persecución. Qué habrían hecho. ¿Un atraco quizás? Siguió su camino. El muelle cada vez estaba más cerca. Entró en la calle Mayor. Sus edificios de estilo modernista. La luz de sus tiendas. Gente tomando café, fumando y charlando en el interior del casino. Cristaleras fascinantes de colores. Con motivos vegetales. Continuaba caminando. Llegó a la Plaza del Ayuntamiento. Cruzó la plaza. Nadie. Llegó hasta el mar. Se paró. Miró al horizonte. Apenas se distinguía la luz de un barco en lontananza. Seguía lloviendo. Se quitó el sombrero. Lo dejó en el suelo. Dio un paso más. Todo se hizo más negro. Todo se hizo más agradable. Sensación de libertad.
JAHM

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