viernes, 28 de junio de 2024

Si esto es una mujer. Lorenzo Silva y Noemí Trujillo.

Nada sale bien cuando dejas que te hagan el que no eres.

No podía dejar de saborear el regusto dulce de la justicia poética, la única que es posible hacer y que, al igual que cualquier otra forma de justicia tan sólo surte efectos contra los pardillos y los desgraciados.

Cuántas veces se nos escapan claves cruciales de lo que sucede y más nos afecta, cuántas veces nos permitimos análisis superficiales, erróneos o disparatados porque no conocemos bien lo que nos concierne ni el terreno que pisamos.

Lo de estas chicas, a las que les quitan todo y las esclavizan, para echárselas a los blancos salidos que les alimentan el negocio a los que trafican con ellas, es lo más parecido a los campos, en el siglo XXI y en una sociedad que se dice democrática y libre. Y viene del mismo sitio, del desprecio al otro y la ignorancia de su dolor. De la indiferencia de la comunidad donde se venden y las compran, de los que la gobiernan, de quienes hacen unas leyes que no lo impiden. En lugar de pijamas de rayas llevan minifaldas rojas o amarillas, pero las vacían y las matan igual.

viernes, 21 de junio de 2024

Negra espalda del tiempo. Javier Marías.

 Qué peligrosas las voces con crédito, las autorizadas, las que nunca mienten como si aguardaran el día en que de veras valga la pena o les toque hacerlos, y entonces persuaden sin ningún esfuerzo de lo más fantástico o ponzoñoso.


Aún puedo ser agradable (sé que puedo serlo pero no siempre quiero, y nunca quiero serlo con la mucha gente de mi país que es desagradable y venenosa y malpensada siempre: demasiados calumniadores durante demasiado tiempo en este territorio  de saña que la muerte atraviesa con herrumbrosas lenguas haciendo brotar las sombras más sombrías sin apenas tregua).

Era tan fácil que no se hubiera producido esa muerte, pero en realidad es tan fácil que no se produzca nada de lo que tiene lugar y acontece, nada absolutamente, empezando por nuestro nacimiento. Y qué, si no hubiera nacido, eso dije antes. Hay demasiados que nacen y es como si no hubieran alcanzado ni atravesado jamás el mundo; son tan pocos de los que queda memoria o registro y hay tantos que se difuminan y despiden pronto como si la tierra careciera de tiempo para asistir a sus afanes y a sus fracasos o logros o hubiera urgencia por deshacerse de sus alientos y de sus voluntades aún incipientes, el esfuerzo baldío y los pasos diminutos sin huella o sólo para el recuerdo hiriente de quien se molestó en enseñarlo y cometió el error o el atrevimiento y realizó el esfuerzo de gestar y de imaginar un rostro y de tener esperanza, y así con como un lujo costoso y superfluo que se expulsa de la vida en seguida como si fuera humo y ni quiera se deja poner a prueba porque ni la historia ni el tiempo los reclaman ni los solicitan. Y qué, si no hubiera nacido nunca nadie. Tampoco habría muerto nunca nadie. 

Es inevitable saber que estas adquisiciones, como todos mis demás objetos viejos o nuevos, pasarán a alguien en el futuro y seguirán su curso o viviendo sin añorarme, y algunas cosas serán tiradas porque a nadie sirvan ni tienten y se conviertan en un engorro.