martes, 1 de diciembre de 2015

Rayuela. Julio Cortázar.

Ella sufre en alguna parte. Siempre ha sufrido.

... bien por debajo o por encima de todo eso no había querido fingir como los bohemios al suso que ese caos de bolsillo era un orden superior del espíritu o cualquier otra etiqueta igualmente podrida, y tampoco había querido aceptar que bastaba un mínimo de decencia (¡decencia, joven!) para salir de tanto algodón manchado.

...Y la irritación de estar pensando en todo eso y sabiendo que como siempre me costaba mucho menos pensar que ser...

Creer que la acción podía colmar, o que la suma de las acciones podía realmente equivaler a una vida digna de este nombre, era una ilusión de moralista. Valía más renunciar, porque la renuncia a la acción era la protesta misma y no su máscara.

Más tarde le hizo gracia comprobar cómo en las formas superiores de cultura el peso de las autoridades y las influencias, la confianza que dan las buenas lecturas y la inteligencia, producían también su "se lo digo yo" finamente disimulado, incluso para el que lo profería: ahora se sucedían los "siempre he creído", "si de algo estoy seguro" "es evidente que", casi nunca compensado por una apreciación desapasionada del punto de vista opuesto. Como si la especia velara en el individuo para no dejarlo avanzar demasiado por el camino de la tolerancia, la duda inteligente, el vaivén sentimental.

- Vos pensás demasiado antes de hacer nada
- Parto del principio de que la reflexión debe preceder a la acción, bobalina.
- Partís del principio - dijo la Maga- Qué complicado. Vos sos como un testigo, sos el que va al museo y mira los cuadros. Quiero decir que los cuadros están ahí y vos en el museo, cerca y lejos del mismo tiempo. Yo soy un cuadro, Rocamadour es un cuadro. Etienne es un cuadro, esta pieza es un cuadro. Vos creés que está en esta pieza pero no estás. Vos estás mirando la pieza, no estás en la pieza. 

La lenta cuchillada boca arriba que rompe las estrellas de la noche y devuelve el espacio a las preguntas y a los terrores.

El deseo cada tantas horas, nunca demasiado diferente y cada vez otra cosa: trampa del tiempo para crear las ilusiones.

No es misántropo, pero sólo acepta de hombres y mujeres la parte que no ha sido plastificado por la superestructura social: él mismo tiene medio cuerpo metido en el molde y lo sabe, pero ese saber es activo y no la resignación del que marca el paso.

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

     Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Vestido de novia. Pierre Lemaitre.

"En la cama, sólo le hace caso si es ella quien toma la iniciativa. Ella la toma siempre. Tiene miedo siempre. Finge. A veces, por unos breves instantes, siente que podría ser feliz. Eso la hace llorar. É no lo ve porque siempre es al final, cuando él se duerme y ella mira la habitación en la penumbra nocturna. Es una suerte que no ronque".

"La besa por primera vez con lo que podría ser autoridad. El año va a empezar dentro de unos segundos, ya se oyen algunas bocinas, las de los que se anticipan a la hora para estar seguros de ser los primeros. De repente, un estallido general, los gritos, las sirenas, las risas, las luces. Una leve felicidad social planea un instante sobre el mundo; la ocasión e un trámite, pero las alegrías son sinceras".