jueves, 30 de julio de 2009

Basura en las cunetas de la Región de Murcia.

Aquí una denuncia para que todos aprendamos a respetar nuestro medio ambiente. Murcia es seca pero no tiene por qué ser sucia. Dan verdadero asco los plásticos, las botellas, los papeles, los vidrios acumulados en las cunetas de las carreteras. Seamos conscientes del daño que estamos haciendo. ¿Cómo se puede decir que se cree en Dios y no cuidar lo que Él ha creado? ¿Acaso el prójimo es sólo otro ser humano? Por ética, por religiosidad, por lo que sea, cuidemos nuestro medio ambiente. Un pequeño esfuerzo que vale mucho la pena.

"...Esto lo sabemos: la tierra no pertenece al hombre, sino que el hombre pertenece a la tierra. El hombre no ha tejido la red de la vida: es sólo una hebra de ella. Todo lo que haga a la red se lo hará a sí mismo. Lo que ocurre a la tierra ocurrirá a los hijos de la tierra. Lo sabemos. Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia..."

Hippocampus.

¿No es una pena que un ser tan hermoso esté en peligro de extinción cuando con un poco de esfuerzo entre todos podemos hacer mucho?

miércoles, 29 de julio de 2009

Lugares comunes.



Escena del INTA.

Fernando (Federico Luppi): Creo que usted sabe mucho de perfumes.

Tutti Tudela (Maria Fiorentino): Ummm, casi tanto como usted de mujeres. Con una sola mirada, muy discreta, me examinó de arriba a abajo y creo que no le pareció nada mal lo que veía, ¿me equivoco?

Fernando: O usted es muy sabia o mi mirada está perdiendo la discreción, tal vez porque no esperaba encontrarme con alguien que despertara en mí, un inequívoco sentimiento de lujuria.

Tutti: Usted también es una presa que una mujer sin prejuicios estaría muy dispuesta a conquistar.

Carlos (Arturo Puig, amigo de Fernando): Si quieren sigo yo con las fotocopias y ustedes se van a tomar un café o algo...

Tutti: A mí me quedan unos cuantos prejuicios. Este momento no debe pasar de ser un intercambio muy agradable de elogios eróticos. Puro coqueteo entre dos personas con mucha experiencia.

Fernando: Experiencia no implica conocimiento... Yo no sé nada de mujeres.

Tutti: Eso es una mentira elegante, un caballero no habla de ciertas cosas.

Fernando: Las pocas mujeres que conocí en mi vida, las admiré, las observé e intenté descifrarlas...., nunca dejaron de ser un misterio, nunca dejaron de sorprenderme.
Creo que lo único importante es disfrutar de su presencia. No me di cuenta enseguida, pero.... un tiempito después aprendí a escucharlas, a valorar los silencios, las miradas, esos momentos en los que parece que no pasa nada y pasa un mundo. Aprendí a respetar su intuición, su inteligencia.... y aprendí a amarlas.

Tutti: Le quiero advertir que el nivel de mi defensa se está bajando peligrosamente. No se puede decir esas cosas así... como si nada.

Carlos: Yo me voy, te espero en el coche... (hace gesto de irse pero sólo se aparta un poco).

Fernando: Llevo 40 años casado con la misma mujer y le soy fiel.

Tutti: No soy chismosa, no es necesario que me mienta.

Fernando: No le estoy mintiendo. Nunca me obligué a serle fiel a mi mujer. No es una norma o pacto a respetar. Con Lili, con mi mujer, siempre dijimos que si alguien se cruza con alguno de los dos... mala suerte, pero sin mentiras.
Estamos juntos porque queremos, nadie nos obliga, nos obliga ser leales.
Ninguna de las mujeres que conocí después de Lili le puede ganar. No... Las miro, las puedo admirar, me puede asombrar encontrarme con alguien como Tutti Tudela, pues yo estoy abierto a lo que sea, por lo que pueda pasar.
Pero no hay caso... Lili gana.... Lili gana siempre.

Tutti: Tengo la.... sensación... de que cuando habla de mujeres... está hablando de una sola mujer.

Fernando: Sí, puede ser sí.

Carlos: Debo advertirle, mi querida Tutti que el discurso de mi amigo es una gran mentira, magistralmente armada para seducir mujeres hermosas como usted.

Tutti (hablando a Fernando): Me gustaría mucho conocer a su mujer.. quiero dejar de ser discreta por una sola vez y contarle todo lo que usted me dijo. ¿Ella lo sabe?

Fernando: Nunca se lo dije, pero.... Lili.... qué sé yo!!!! nunca se le escapa nada.

Tutti: Dígaselo.

Fernando: No sé si puedo... Por ahí se lo escribo...

Tutti: Eso también estaría bien.... pero hágalo pronto... Esa mujer no se merece que la hagan esperar tanto.

lunes, 27 de julio de 2009

Welcome to Mannahatta


Have you ever wondered what New York was like before it was a city? Find out here, by navigating through the map below to discover Manhattan Island and its native wildlife in 1609.
http://themannahattaproject.org/explore/mannahatta-map/

viernes, 24 de julio de 2009

Grazia Deledda. Cenizas.

" Eran todos - dice - hombres valerosos, hábiles, dispuestos a todo, que sabían despreciar la muerte. ¿Crees tú acaso que todos los bandoleros son malos? Te engañas, hija mía; son hombres que se ven obligados a mostrar su valor, nada más que eso. Mi marido solía decir: En los tiempos antiguos los hombres iban a la guerra, ahora no hay guerras, y los hombres siguen con necesidad de luchar; por eso se ejercitan en actos de violencia, rapiñas y otros excesos, no por hacer mal, sino para hacer alarde, sea como sea, de su valor. "

Mario Benedetti. Y si Dios fuera mujer.

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse,
vaya, vaya si Dios fuera mujer
es posible que agnósticos y ateos
no dijéramos no con la cabeza
y dijéramos sí con las entrañas.

Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez
para besar sus pies no de bronce,
su pubis no de piedra,
sus pechos no de mármol,
sus labios no de yeso.

Si Dios fuera mujer la abrazaríamos
para arrancarla de su lontananza
y no habría que jurar
hasta que la muerte nos separe
ya que sería inmortal por antonomasia
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico
nos contagiaría su inmortalidad.

Si Dios fuera mujer no se instalaría
lejana en el reino de los cielos,
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos no cerrados,
su rosa no de plástico
y su amor no de ángeles.

Ay Dios mío, Dios mío
si hasta siempre y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo escándalo sería,
qué venturosa, espléndida, imposible,
prodigiosa blasfemia.

lunes, 20 de julio de 2009

A lo lejos.

Noche de verano. Un puerto de mar. Luces a lo lejos. La brisa es suave. Un hombre con traje blanco y sombrero camina por la playa. Mientras camina se ven varias escenas a través de las ventanas con luz. Dos amantes juegan al tetris con sus cuerpos. Una familia. El padre y la madre miran en dirección contraria. Dos abuelos con la misma ternura de antaño después de tantos años vividos juntos. Un anciano que mira intentando buscar la juventud y el vigor que ayer tenía. Un buzón esperando esa carta que nunca llegó. Un perro que busca a su amo. Dos ladrones. Una pareja que riñe para posteriormente abrazarse. Una noche estrellada. Olor a sal.

domingo, 19 de julio de 2009

martes, 14 de julio de 2009

No te rindas... Mario Benedetti.

No te rindas, aún estás a tiempo
De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas, Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

lunes, 6 de julio de 2009

El emperador casi perfecto


Fue el "emperador perfecto", según el juicio de sus contemporáneos, con la pequeña salvedad de que eligió como sucesor a un canalla, su hijo Cómodo, que en una rabieta a los 11 años ya quiso lanzar a un sirviente a un horno. Se le podría reprochar también no haber sido un gran comandante, resultar demasiado serio y reservado (demasiado estoico, vamos), carecer de sentido del humor y librar una auténtica guerra de exterminio contra los marcomanos y los sármatas. Pero persiguió la verdad, trató de ser justo y compasivo, practicó la introspección y no se dejó arrastrar por los placeres y la vanagloria, exhibiendo una modestia, una serenidad y una austeridad ejemplares. Marco Aurelio, el césar filósofo que dirigió el imperio entre los años 161 y 180 de nuestra era, autor de las Meditaciones, una obra maravillosa de la que podría decirse -burdamente- que se adelantó dos milenios al género de la autoayuda, es uno de los emperadores romanos más conocidos por el gran público junto a Julio César, Augusto, Calígula, Claudio, Nerón, Adriano y Juliano el Apóstata. El cine lo ha tratado especialmente bien dándole el rostro de dos grandes actores: Alec Guiness, en La caída del imperio romano (1964), y Richard Harris, en Gladiador (2000). Porque, claro, Marco Aurelio es para mucha gente, indefectiblemente, el emperador bondadoso, lúcido y cansado (y asesinado) del inicio de la película de Ridley Scott.

Tuvo que afrontar guerras, una gran plaga y una crisis económica
El retrato del personaje que hace Hollywood "es bastante auténtico"
Una extraordinaria biografía recién aparecida en castellano (Marco Aurelio, Gredos), a cargo de Anthony Birley, uno de los más reputados historiadores de la época de los Antoninos -la dinastía que reinó de 96 a 192 y cuyos primeros cinco representantes, los "cinco emperadores buenos" (Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio), determinaron "la época más feliz de la humanidad", al optimista decir de Gibbon-, bucea en las fuentes para ofrecer un retrato magistral del emperador y acercarnos a su verdadera personalidad, e incluso su intimidad, más allá del tópico, el mármol y el celuloide.
Marco Aurelio, recuerda Birley en conversación con este diario, ofrece la excepcional posibilidad de adentrarnos en sus pensamientos al haberse conservado no sólo esa suerte de diario íntimo o soliloquios que son las Meditaciones -"realiza cada acción como si fuera la última", "la amabilidad es invencible", "soporta y abstente"-, sino su correspondencia con su querido tutor Frontón. La biografía, con escenas tan impactantes como la ocasión en que las legiones lanzan dos leones al Danubio para propiciar sus aguas o cuando un rayo milagroso destruye una máquina de guerra de los marcomanos, sigue pormenorizadamente los pasos del personaje desde su nacimiento en el 121, en el seno de una familia arraigada en la Bética, en Hispania, hasta su muerte en el 180 durante la última de sus campañas contra los bárbaros. Tuvo Marco Aurelio 13 hijos -entre ellos dos parejas de gemelos-, de los que buena parte, desgraciadamente no Cómodo, murieron de niños (el emperador expresa conmovedoramente su pena en sus escritos); su mujer Faustina se haría famosa por su infidelidad; poseía nula experiencia militar, tenía una idea algo reductiva del amor físico -"fricción de las entrañas y eyaculación de un moquillo acompañada de cierta convulsión"-, era propenso a los catarros y consumía opio. Se preocupó de mejorar la condición de los esclavos, no le gustaba ver sangre (se llevaba un libro al anfiteatro) y llamó a filas a los gladiadores para compensar la escasez de legionarios. Tras la época de paz y seguridad de sus antecesores, se encontró con un panorama dramático: guerras en el este y en la frontera norte (el inicio de las grandes invasiones bárbaras), una gran plaga (probablemente peste) y una crisis económica galopante para paliar la cual no dudó en subastar mobiliario imperial (todo un ejemplo).
Birley reconoce que Marco Aurelio, pese a sus virtudes, tiene algo que no le hace del todo simpático. "Demasiado maestro, demasiado mojigato, demasiado serio". Pero añade que Adriano, al que dedicó otra gran biografía (Península, 1997) nos hubiera parecido peor compañía. El historiador recalca que se desconoce la causa precisa del fallecimiento del emperador, quizá de peste, pero no cree que fuera asesinado, como en los dos filmes de Hollywood, en los que el culpable es su hijo Cómodo. De esas películas, Birley dice que el inicio de ambas -las batallas contra los germanos- "es realmente impresionante" y que en las dos el retrato del emperador es bastante auténtico (desde un punto de vista menos profesional valora cómo encarna, y nunca mejor dicho, Sofía Loren a Lucila, la hija del césar, en el filme de 1964). "Pero después, cuando sube al poder Cómodo, la historia entera se vuelve tan ridícula que no puedo aprobarla". Marco Aurelio no tuvo, ay, a su lado al general-gladiador Maximus, pero contó con buenos militares como Valerius Maximianus, jefe de la caballería y legado de la legión II Adiutrix que dio muerte con sus propias manos al caudillo germano Valaón.