martes, 29 de junio de 2021

Saber perder. David Trueba.

Permanecería siempre a este lado de la belleza, entre quienes la contemplan, la admiran, la disfrutan, pero jamás la crean, jamás la poseen, la dominan.

La solidaridad es sólo el primer paso hacia la indiferencia sin culpa.

La vejez era una derrota difícil de tolerar. Un asco. La piel blanquecina trémula de frío. Los pechos fláccidos, perdido el vello. Las manchas en la piel, las manos artríticas. Las piernas huesudas como de enfermo, las pantorrillas, los antebrazos destensados, como si se hubieran soltado los cables que sostienen la piel tirante. Se acordó de esos cuadros que ha despreciado toda la vida, donde Dalí pinta el paso del tiempo como una viscosa materia que se derrite. Así también veía su piel escurrirse hasta el suelo como ropa vieja y dejar a la vista el esqueleto de un cadáver.

Los viejos tendemos a ver el mundo precipitarse hacia el abismo, sin darnos cuenta de que somos nosotros los que nos vamos al abismo, el mundo sigue, mal, pero sigue.

¿Quién soy yo para juzgarlo? Si pudiéramos exponer a la luz las miserias de las personas, los errores, las torpezas, los crímenes, nos encontraríamos con la penuria más absoluta, la verdadera indignidad. Por suerte, piensa... cada uno llevamos nuestra secreta derrota bien adentro, lo más lejos posible de la mirada de los demás. Por eso no ha querido escarbar demasiado en la herida... conocer los detalles, humillarle más de lo que ya le debía de humillar sincerarse... Comprende lo duro que puede ser para un padre mostrar a su hijo la cara más lamentable, más vergonzosa. No se concibe que los hijos juzguen a los padres, les deben demasiado.

viernes, 11 de junio de 2021

Caída y auge de Reginald Perrin. David Nobbs.

 "—¿Sabes qué, Ponsonby? Cuando yo era joven les tenía envidia a los adultos. La gente de cuarenta y tanto años me parecían personas confiadas y respetables. No tenían que pasar por las penurias de la adolescencia -Pues ahora yo tengo cuarenta y seis pero no me siento ni confiado ni respetable. Y veo a los jóvenes pavoneándose por ahí... tan seguros de sí mismos, tan confiados... Dan miedo."


"—Resulta paradójico que un hombre de una conciencia tan marcada no se considerase cristiano. Creo que se trata de una paradoja que haríamos bien en sopesar, pues nosotros los cristianos no tenemos el monopolio de la conciencia, igual que el mundo seglar no tiene el del pecado."